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Buenas noches.

Hacía ya demasiado tiempo que no me sentaba a escribiros, pero he estado malucho y con pocas ganas de hacer nada que no fuera meterme en la cama a intentar recuperarme, no os voy a engañar. En consecuencia, creo que ni el jueves ni el viernes hubo entrada en el blog. Ayer reuní fuerzas y ánimo suficiente para ponerme a corregir los exámenes de la semana pasada y hoy había urdido un plan para comentar con ellos la jugada, pero un imprevisto de última hora ha hecho que pierda dos de las cuatro clases previstas con ellos, así que me he quedado a medio de la terapia.

Os comento por aquí lo que les he dicho en clase, que imagino que alguno habrá llegado a casa hiperventilando.

Para empezar, tengo las notas sin subir a EducamosCLM. Prefiero decírselas a ellos antes de publicarlas, pero el imprevisto de hoy lo retrasa un día más, lo siento. Hablando concretamente de lo ocurrido en Lengua y Matemáticas, aviso de antemano que las calificaciones no son (ni por asomo) las habituales. Ni las habituales ni las esperables, que en estos más de dos meses vuestros hijos me han demostrado ser capaces de rendir mucho mejor. Salvando honrosas excepciones, en Lengua hay una bajada generalizada respecto al primer examen. En Matemáticas, el bache es aún más acusado, si bien este era el examen más difícil de todo el curso a mi modo de ver. No obstante, la dificultad por sí sola no justifica los exámenes que algunos han realizado. Estos también irán para casa en algún momento, así que entonces podréis ver a qué me refiero.

Dicho esto, esta mañana he entrado a clase muy serio advirtiendo a vuestros hijos sobre todas estas cosas que os estoy escribiendo por aquí. Debo haber conseguido un efecto de seriedad muy logrado, porque se han quedado clavados como estacas y sin decir ni mu (poco menos que un milagro). Entiendo que habrá una multitud de factores que habrán contribuido a mi encendido discurso de hoy; pese a ello, no sé muy bien hasta qué punto (aunque tengo mis sospechas) achaco muchos de los fallos cometidos en estos exámenes a que no se paran a leer lo que tienen que hacer. Disponen de instrucciones muy precisas y en lugar de seguirlas, hacen lo que les da la gana; eso o el manido “no lo entiendo”, que curiosamente se resuelve en el noventa y nueve por ciento de las ocasiones diciéndoles que lo lean en alto delante de ti. Entonces, como por arte de magia, resulta que sí que lo entienden.

Pero vamos, que tengo bastante claro que si no leemos con atención, batacazo que nos crio.

En Matemáticas tengo un mecanismo para equilibrar la calificación (la hoja con las tareas de cada tema) que va a permitir sacar la cabeza a más de uno y más de dos. Pues resulta que, para mi desesperación, aún tengo a unos cuantos que en lugar de aprovecharlo tienen las tareas sin entregar. Sea como fuere, que el boletín trimestral no os lleve a engaño, en Matemáticas hay faena pendiente. En Lengua no hay ningún mecanismo similar (las libretas de dictado hacen aún más daño…), así que el susto viene sin edulcorar.

Sea como fuere, les he advertido que menos mal que la semana que viene van a poder corregir el tropezón de la semana pasada con un nuevo examen de ambas asignaturas. Avisado queda por aquí, a falta de coordinar las fechas exactas con doña Laura. El calendario nos ha deparado la desagradable sorpresa de tener que lidiar con dos festivos metidos con calzador ahí en medio, así que ya veremos cuándo exactamente. Entretanto, pueden (y deben) ir preparando el tema cinco de ambas asignaturas. El de Lengua será similar a los hechos hasta ahora. El de Matemáticas será sensiblemente más sencillo que el último, lo cual no quita que haya que prepararlo convenientemente.

Mañana les enseño los exámenes a vuestros hijos para que se les pase el susto (y para que vean qué sencillo sería evitar determinados errores si leyeran los enunciados de los ejercicios…). Acto seguido, publico las notas para que las podáis ver.

Un saludo.